Esta semana he dejado apartado todo el tema de encuadernación, el motivo era super importante, Ferrán ha cumplido tres añitos y quería una tarta azul... así que todo se deja aparcado por los enanos.
El cumpleaños de Ferrán, además, es muy especial, recuerdo perfectamente el día que nació, a las 7 de la mañana de un 24 de febrero, nació en mi barrio, y como yo ese día tenía que hacer gestiones para la adopción, entraba más tarde a trabajar, con lo que pude escaparme para conocerle, cuando llegué, tan sólo tenía poco más de una hora. ¿Quién me iba a decir a mi, que una año mas tarde, a esa misma hora, la jueza había dictaminado que Andreu sería mi hijo!?
Así que el 24 de febrero, hay doble celebración, el cumpleaños de Ferrán y el aniversario de mi hijo y mio.
Cuando pregunté a Nuria (la mamá de Ferrán) qué le regalaba por su cumpleaños, y que me haría ilusión hacerle la tarta, si no le importaba, me dijo que ése seria mi regalo al peque.
Así que me puse en marcha, pensando en el diseño, pensé en hacerle algo relacionado con dibujos que le gustasen, o con el nombre de su clase en la guarderia... pero buscando ideas, me di cuenta que, a veces, lo más sencillo es lo más bonito.
Pensé que un simple pastel, en dos alturas, una azul y otra que combinase o destacase, su nombre y unas estrellas de colores, bastarian para que les entrase a todos los niños por los ojos.
Me puse en marcha el miércoles, tenia que hacer los bizcochos un día o dos antes de rellenarlo y decorarlos, y como el jueves tengo sesión de acupuntura y no me daria tiempo, los hicimos el miércoles, y digo los hicimos, porque mi peque me ayudó muchísimo. El jueves los dejé reposar para que se asentaran.
El viernes a medio día, y tras comparar precios, me fuí a comprar el fondant, al barrio de Horta, el precio merecía el viajecito, en el fondant blanco el precio es el mismo, pero en el de color, la diferencia es muy considerable, 6 y 4 euros comparadas con las otras dos tiendas que tengo a mano, un robo; y aunque no hay todos los colores, con el amarillo y blanco conseguí el resto de colores.
La marca de fondant es diferente a la que utilizo habitualmente, pero ya me avisaron que cuando la probase, no la querria cambiar, y tienen razón, se trabaja muchísimo mejor!!!!!
Ya con todo el material que necesitaba, el viernes por la tarde, después de recoger a Andreu del cole, nos pusimos a preparar las cremas para el relleno.
En lugar de preparar un solo tipo de crema, encontré una de chocolante blanco, que encanta a Nuria, e hice, para el bizcocho grande, de chocolante blanco, y para el pequeño la de chocolate negro.
En menos de una horita tenía las dos cremas preparadas, y los pasteles rellenos.
El sábado por la mañana, lo primero que hice fué cubrir los pasteles, y tras ello teñir el fondant de diferentes colores y avisar a Andreu... nos disponiamos a decorarlos!!!!!!
Para un niño de tres años, es una gozada... es como jugar con plastelina, así que todas las letras del nombre y las estrellas las hizo Andreu, yo sólo me limité a ponerlos, y como toque final unos polvos para darle brillo.
El siguiente handicap era llevarlo hasta el lugar de la celebración, en metro y con Andreu!!!!, Alfredo, un compañero de trabajo me dió la idea... en una caja!!!! y así fué, la metí en una caja, y la caja en una super bolsa de juguetes (que son enormes), y, sin ningún problema, el pastel llegó sano y salvo.
El resultado:
La siguiente aventura será hacerle a Andreu su mona de pascua, con unos pingüinos!!!!!!!